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martes, 31 de enero de 2012

Cuando uno está de que no...está de que no!

Jaime lleva toda la temporada mandándome mensajes los fines de semana a media mañana contándome que ha cobrado más de 40 zorzales hoy, que si 60 el día anterior...Así que cuando me llamó para ir el sábado le pregunté qué cuantos cartuchos me llevaba y obtuve por respuesta: al menos dos cientos...

No me ha hecho falta ni despertador, cuando ha sonado ya estaba en el coche rodando camino de Talavera. Las cosas las había preparado el día de antes, y a petición de Jaime también he echado al coche los rifles para intentar dar un gancho a los barrancos a ver si sale algún cochino.
Llegamos a la cancela de la finca a la vez, aún noche cerrada, y dejando los coches en la casa cargamos el viejo Jeep (que arrancamos con pinzas) y al lío. Hemos decidido dejar el barranco de mejor paso tranquilo para no molestar a los posibles cochinos y colocarnos en el siguiente. Sorteamos los puestos y me toca "nones". Empieza a clarear el día y allí no se mueve ni un alma. Jaime se acerca a mi puesto y me confirma mis impresiones, 
    - Aquí hoy no pegamos ni un tiro. ¿Nos vamos al otro paso?
La verdad es que yo venía con la ilusión de hacer un buena perchita, pero decidimos que el otro paso debe estar parecido, y por dejar tranquilo el barranco para el gancho nos vamos a la casa después de pegarle unos cuantos tiros a los bandos de tordos que coronaban la cuerda en el sentido contrario del paso.
En la casa los zuritos, que siempre andan por los corrales de las ovejas, se llevan un par de tiritos. Un botellín tempranero, un plato de jamón, una caja de séptima que cambiamos por la de novena y decidimos darnos una vuelta por los arroyos a ver si somos capaces de matar algún conejete o alguna perdiz mientras hacemos tiempo a que llegue Tomás con los perrillos.
El campo está precioso, no sé cómo se presentará de seco este año pero desde luego ahora está para disfrutarlo. Algún zorzalillo se arranca del arroyo que vamos cazando cada uno por un lado. Más tarde es un conejo el que se lleva un par de tiros. Una urraca, otro zorzal. Tomás nos llama diciendo que está en la casa y hacia allí volvemos. El resultado del paseito ha sido de un par de conejetes, otro par de urracas, un tordo y tres zorzales.
Ya en la casa Tomás y Jaime deciden la colocación de cada uno, y finalmente Nacho se coloca en el barranco de atrás, yo me voy al barranco del medio y Tomás y Jaime se van a ir con los perros: Uno a media ladera y el otro por la cuerda.
(La recova, con tres perros buenos y "Copito")
Tomás me coloca y me explica las zonas que debo cubrir. Llego al sitio, un bolo de granito en un cerrete en medio de una gran "hoya". El lugar es precioso, pero lo primero que me llama la atención es que en cada mata hay tres zorzales!!! Está plagado!! Jaime me llama por teléfono y lo primero que me dice: 
    - Vaya error hemos tenido!! Esto está lleno, mañana hay que ponerse!!
Al poco de colocarme ya escucho el latir de los perros a la volcada del laderón que tengo en frente. Un par de tiros cortan el ladrido de los perros.  Al poco otro disparo. 
No estaba yo muy convencido de la ubicación en la que estaba ya que no podía controlar un paso que tenía abajo en el arroyo a mi derecha, así que mientras me movía buscando un apostadero mejor, el crujir de unas ramas me ponen en alerta. Diviso por la parte alta del pecho de mi izquierda una piara de cochinos comandados por uno enorme que los lidera unos metros más adelante. La posición en la que estoy no es la buena (para qué me habré movido!!) Pero lo tengo que intentar. Apoyado en la vara voy siguiendo al primero y cuando me parece tenerle en la cruz le corro un poco la mano y PAPUMM. Al tiro el cochino acelera su carrera ladera abajo y los demás lo siguen como pueden. Corro hacia arriba del cerrete para ver si desde allí domino el paso por la ladera de mi espalda pero al llegar al bolo de granito solo acierto a escuchar a la pelota pasar tapados por las copas de los árboles pero sin conseguir ver nada. Me cago en la leche!! Si me hubiese quedado en la piedra... seguramente los hubiese podido tirar más de una vez y con más tiempo!! Decido quedarme esperando a ver si se mueve algún bicho más. No tengo claro del todo que lo haya fallado, pero desde luego ha seguido corriendo como un cohete.
En el pecho de enfrente veo algo moverse, me preparo. Escucho un ruido extraño. Al poco y encima de un tremendo bolo de granito observo cómo dos zorros se pelean. Qué espectáculo!! Vaya paliza se están dando uno a otro. Están enzarzados cómo en un único ovillo. Los meto en el visor (estarán a unos 140m) pero el bolo hace viso y decido simplemente asistir como espectador. Al poco uno de los dos salta de la roca huyendo de los bocados del que quedó sentado coronando la piedra.
Aparece Tomás con los perros por el viso. Jaime también por la cuerda de mi izquierda. A voces les explico dónde he tirado y por donde se han marchado y los perrillos parece que no tardan en coger el rastro. Tomás me dice que no encuentra sangre, así que lo doy por fallado.
De nuevo veo moverse algo en el testero de enfrente. Un zorro sin dejar de mirar a los perros va escabulléndose poniendo tierra de por medio, está lejos, pero en una de sus paraditas. PAPUMM. Una polvareda envuelve al animal mientras corre torpemente ladera abajo mordiéndose las espaldas, ese ya va a dejar de hacer de las suyas. No sé cómo lo hago pero siempre ando más fino con lo que menos me importaría fallar!
Pasan los perros y siguen hacia el barranco donde está Nacho (que ya ha tirado también). Jaime me avisa que esté atento por si volvieran los cochinos sobre sus pasos.
Dicen que todo cazador llega a tener dos o tres perros buenos de caza a lo largo de su vida, pero sólo uno es irrepetible. Este es el caso de "Copito" un mil-leches que se encontró Tomás un día que llevó a casa, y desde entonces ha cazado con él. En su sangre debe haber bastante de Jack Rusell, pero poco más se puede adivinar. Luce cicatrices desde la nariz hasta el rabo y a sus espaldas lleva unas cuantas operaciones. Con más de diez años sigue hecho un "mozo" y han perdido la cuenta de los cochinos que le "han matado".
Me hizo gracia cuando lo vi aparecer por la ladera de enfrente (cazando de vuelta) y rastreando el zorro moribundo hasta su guarida. De repente y al llegar al arroyo pegó dos ladridos secos: Ay.. Ay! Coño!! A ver si va a tener un cochino parado. A través del visor y entre las copas de los acebuches distinguía a ver el perro ladrando a un matón. Claramente allí tenía algo parado. Jaime me llama por el móvil y me dice que si tengo al Copito ladrando a parado que le entre que seguro que tiene un guarro delante.
Me acerco rápidamente intentando no hacer ruido y con el aire de cara para que el guarro no rompa antes de llegar yo. Consigo acercarme entre el monte a poco más de 50m y aunque al perro medio lo veo no consigo ver más. Mientras llego a una posición para dominar la salida del cochino aparece en escena otro de los perros de Tomás, un gran podenco que viene a la llamada de copito. El guarro al verse apretado por este salta del encame y se viene como un toro hacia mí.
Todo paso en tres segundos: Uno...el guarro se lleva por delante a Copito que sale volando por encima de las carrascas. Dos...me encaro el rifle buscando el corpachón del cochino que al verme gira a escasos 10m ladera arriba. Tres...el guarro desaparece seguido por el podenco y no me da opción a tirarle.
Salgo corriendo tras el cochino pero el monte está alto y además pronto vuelca hacia la umbría. No entiendo qué me ha pasado...¿porqué no lo he tirado? lo he tenido metido en le visor un segundo...lo cierto es que aunque había tomado la precaución de poner en 2,5 aumentos el Khales nada más que veía pelo!!!  Me he quedado como bloqueado, o quizás no he quitado el seguro...No sé muy bien lo que ha pasado.
Cuando vuelvo al puesto Tomás está allí. Le cuento cómo ha sido la historia, el vuelo por los aires de Copito...y a la negativa  de si Copito había seguido al cochino latiéndolo cambia el rostro de Tomás a preocupación.
Nos acercamos al encame del cochino en busca del perro, no está. El cochino sin ser enorme era bastante hermoso (yo le calculo unos 70kg) y por la forma de actuar seguramente fuese macho.
(El "camión" de la rehala)
En el coche vamos llamando a los perros para recogerlos. Al rato aparece Copito para alegría de Tomás. Rápidamente comprobamos que viene renqueando y al cogerlo descubro que tiene una hernia en el abdomen (del tamaño de huevo) con una raja importante. Tomás está hecho polvo...
   - Me cago en la leche!! esta vez viene muerto el perro...viene muerto...
(El artista, con las "heridas de guerra", regresa al coche)
Cargamos a los demás perros en el clio y salimos zumbando para la casa. Una llamada a la clínica de urgencias y tras dejarme en la casa con  los demás perros coge a Copito en brazos y sale zumbando al veterinario. Yo me había quedado bloqueado del rápido e inesperado lance, y ahora imaginaba la posible pérdida de Copito en su último lance con un cochino al que yo no había conseguido ni tirar...ciertamente es una sensación amarga...
(Nacho y Elena con la cochina que cobraron)
Jaime apareció en la casa pasados unos minutos ya al corriente de la situación y aprovechó para decirme que habían cobrado 4 cochinos en total y también ( por qué no decirlo) que yo había sido el único que no había conseguido cobrar ninguno!! jejeje
(Resultado del gancho)
Al día siguiente por la mañana (Domingo) Jaime me llama de nuevo con ese tono de cachondeito constante que se gasta con un servidor...
   - Ahora te mando una fotito con el móvil....estoy tirando desastrosamente...pero llevo ya 28! te dejo que siguen entrando...
(Beeper con la percha de zorzales que llegó a 41)
 (Fotos enviadas por Jaime el domingo)
Este año no se qué es lo que me está pasando pero tengo un gafe importante...y pensaba que era el rifle, pero esta vez me llevé el 270, así que no puede ser eso!
Espero que la siguiente cambie la suerte y pueda por fin cobrar algo, sigo pensando que toda la suerte se me está acumulando...tal vez para la siguiente?!
 
A.U.L.C

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