La pasada semana, tuve la suerte de que la parienta se animase a venir, y apalabramos que si algún corzo se dejaba ver sería ella quien intentaría ponerle en tierra.
El sitio elegido es una siembra en mitad del monte, que expresamente tenemos preparada para ellos, y aunque no está muy crecida, sí que se apreciaban pisadas en los aledaños de la misma.
(esperando algún voluntario)
Juanito se fue a por uno que había visto un par de días antes y se la había jugado. Así que tras dejarnos a María y a mi se volvió para colocarse. El aire estaba de Oeste, y comprobé al colocarnos que no era el más adecuado para donde estábamos puestos, tarde para cambiar de posición, decidimos esperar a medio aire. Yo estaba deseando ver ambientillo, ya que para un día que se apuntaba la jefa, deseaba que pasase una tarde entretenida. Por desgracia no fue así y sólo pudimos ver un par de corzas entre el monte a unos 300m que comían tranquilas en su careo. A eso de las 21:00 escuchamos un tiro en la lejanía, y al poco un mensaje de Juan... "os teníais que haber puesto vosotros aquí!! además creo que lo he fallado"
Nos vino a recoger y volvimos al lugar del tiro prácticamente de noche. No encontramos sangre, y casi cuando dábamos por fallado el corzo Juan encontró un pedacito de hueso. Faenón! Esto es peor que fallarlo! Nos volvimos a Madrid algo chafados.
Este puente pasado han estado cazando en el coto otro de los socios, y para alegría nuestra se encontró con el "manco de Lepanto" y comprobando que se trataba del cojo lo intentó mal tirar para rematarlo fallando el tiro.
Ayer volvimos a escaparnos Juan y yo. Juan le dedicó sin suerte la espera al cojo, y yo me fui a conocer una parte del coto que no había pisado.
Apenas con la luz final entre un pinar me tropecé con unos corzos que al sentirme pegaron cuatro brincos y para cuando se volvieron a parar ya los estaba mirando a través del visor. A través de éste los veía mejor, pero la cabeza del que tenía en el centro de la retícula se me tapaba a la altura de las orejas. La cara canosa, un ancho cuello, el "trapío" en general me aseguraban que se trataba de un macho adulto, así que quité el seguro y monté el pelo.
(en un pinar dificil de cazar y con poca luz se pasó la oportunidad!)
Escasos 70m, cinco segundos eternos en los que esperaba algún movimiento que me dejase verle la leña...y mi tiempo se agotó. El corzo en un rápido giro salió a la carrera ladrando y fue entonces cuando se me cayó el alma a los pies. Un precioso corzo alto y con las puntas exageradas se despidió de mi con un concierto de ladridos con un tono que me recordaba a "Sabina". Intenté en balde seguirle los ladridos a través del pinar por si me daba otra oportunidad, pero como dice mi padre: los buenos te dan una única oportunidad.Visitamos a un amigo antes de volvernos a Madrid para charlar un rato de corzos y campo, y tras el pitido del árbitro y con el Madrid campeón de liga nos volvimos a la capital con frustración e ilusión a partes iguales y con ganas de volver el próximo día a ver si nos volvemos a ver las caras.
A.U.L.C
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