No me ha hecho falta ni despertador, cuando ha sonado ya
estaba en el coche rodando camino de Talavera. Las cosas las había preparado el
día de antes, y a petición de Jaime también he echado al coche los rifles para
intentar dar un gancho a los barrancos a ver si sale algún cochino.
Llegamos a la cancela de la finca a la vez, aún noche
cerrada, y dejando los coches en la casa cargamos el viejo Jeep (que arrancamos
con pinzas) y al lío. Hemos decidido dejar el barranco de mejor paso tranquilo
para no molestar a los posibles cochinos y colocarnos en el siguiente.
Sorteamos los puestos y me toca "nones". Empieza a clarear el día y
allí no se mueve ni un alma. Jaime se acerca a mi puesto y me confirma mis
impresiones,
- Aquí hoy no pegamos ni un tiro. ¿Nos
vamos al otro paso?
La verdad es que yo venía con la ilusión de hacer un buena
perchita, pero decidimos que el otro paso debe estar parecido, y por dejar
tranquilo el barranco para el gancho nos vamos a la casa después de pegarle
unos cuantos tiros a los bandos de tordos que coronaban la cuerda en el sentido
contrario del paso.
En la casa los zuritos, que siempre andan por los corrales de
las ovejas, se llevan un par de tiritos. Un botellín tempranero, un plato de
jamón, una caja de séptima que cambiamos por la de novena y decidimos darnos
una vuelta por los arroyos a ver si somos capaces de matar algún conejete o
alguna perdiz mientras hacemos tiempo a que llegue Tomás con los perrillos.
El campo está precioso, no sé cómo se presentará de seco
este año pero desde luego ahora está para disfrutarlo. Algún zorzalillo se
arranca del arroyo que vamos cazando cada uno por un lado. Más tarde es un
conejo el que se lleva un par de tiros. Una urraca, otro zorzal. Tomás nos
llama diciendo que está en la casa y hacia allí volvemos. El resultado del
paseito ha sido de un par de conejetes, otro par de urracas, un tordo y tres
zorzales.
Ya en la casa Tomás y Jaime deciden la colocación de cada
uno, y finalmente Nacho se coloca en el barranco de atrás, yo me voy al barranco
del medio y Tomás y Jaime se van a ir con los perros: Uno a media ladera y el
otro por la cuerda.
(La recova, con tres perros buenos y "Copito")
Tomás me coloca y me explica las zonas que debo cubrir.
Llego al sitio, un bolo de granito en un cerrete en medio de una gran "hoya".
El lugar es precioso, pero lo primero que me llama la atención es que en cada
mata hay tres zorzales!!! Está plagado!! Jaime me llama por teléfono y lo
primero que me dice:
- Vaya error hemos tenido!! Esto está lleno,
mañana hay que ponerse!!
Al poco de colocarme ya escucho el latir de los perros a la
volcada del laderón que tengo en frente. Un par de tiros cortan el ladrido de
los perros. Al poco otro disparo.
No estaba yo muy convencido de la ubicación en la que estaba
ya que no podía controlar un paso que tenía abajo en el arroyo a mi derecha,
así que mientras me movía buscando un apostadero mejor, el crujir de unas ramas
me ponen en alerta. Diviso por la parte
alta del pecho de mi izquierda una piara de cochinos comandados por uno enorme
que los lidera unos metros más adelante. La posición en la que estoy no es la
buena (para qué me habré movido!!) Pero lo tengo que intentar. Apoyado en la
vara voy siguiendo al primero y cuando me parece tenerle en la cruz le corro un
poco la mano y PAPUMM. Al tiro el cochino acelera su carrera ladera abajo y los
demás lo siguen como pueden. Corro hacia arriba del cerrete para ver si desde
allí domino el paso por la ladera de mi espalda pero al llegar al bolo de
granito solo acierto a escuchar a la pelota pasar tapados por las copas de los
árboles pero sin conseguir ver nada. Me cago en la leche!! Si me hubiese
quedado en la piedra... seguramente los hubiese podido tirar más de una vez y
con más tiempo!! Decido quedarme esperando a ver si se mueve algún bicho más.
No tengo claro del todo que lo haya fallado, pero desde luego ha seguido
corriendo como un cohete.
En el pecho de enfrente veo algo moverse, me preparo.
Escucho un ruido extraño. Al poco y encima de un tremendo bolo de granito
observo cómo dos zorros se pelean. Qué espectáculo!! Vaya paliza se están dando
uno a otro. Están enzarzados cómo en un único ovillo. Los meto en el visor
(estarán a unos 140m) pero el bolo hace viso y decido simplemente asistir como espectador.
Al poco uno de los dos salta de la roca huyendo de los bocados del que quedó
sentado coronando la piedra.
Aparece Tomás con los perros por el viso. Jaime también por
la cuerda de mi izquierda. A voces les explico dónde he tirado y por donde se
han marchado y los perrillos parece que no tardan en coger el rastro. Tomás me
dice que no encuentra sangre, así que lo doy por fallado.
De nuevo veo moverse algo en el testero de enfrente. Un
zorro sin dejar de mirar a los perros va escabulléndose poniendo tierra de por
medio, está lejos, pero en una de sus paraditas. PAPUMM. Una polvareda envuelve
al animal mientras corre torpemente ladera abajo mordiéndose las espaldas, ese
ya va a dejar de hacer de las suyas. No sé cómo lo hago pero siempre ando más
fino con lo que menos me importaría fallar!
Pasan los perros y siguen hacia el barranco donde está Nacho
(que ya ha tirado también). Jaime me avisa que esté atento por si volvieran los
cochinos sobre sus pasos.
Dicen que todo cazador llega a tener dos o tres perros
buenos de caza a lo largo de su vida, pero sólo uno es irrepetible. Este es el
caso de "Copito" un mil-leches que se encontró Tomás un día que llevó
a casa, y desde entonces ha cazado con él. En su sangre debe haber bastante de
Jack Rusell, pero poco más se puede adivinar. Luce cicatrices desde la nariz
hasta el rabo y a sus espaldas lleva unas cuantas operaciones. Con más de diez
años sigue hecho un "mozo" y han perdido la cuenta de los cochinos
que le "han matado".
Me hizo gracia cuando lo vi aparecer por la ladera de
enfrente (cazando de vuelta) y rastreando el zorro moribundo hasta su guarida.
De repente y al llegar al arroyo pegó dos ladridos secos: Ay.. Ay! Coño!! A ver
si va a tener un cochino parado. A través del visor y entre las copas de los
acebuches distinguía a ver el perro ladrando a un matón. Claramente allí tenía
algo parado. Jaime me llama por el móvil y me dice que si tengo al Copito
ladrando a parado que le entre que seguro que tiene un guarro delante.
Me acerco rápidamente intentando no hacer ruido y con el
aire de cara para que el guarro no rompa antes de llegar yo. Consigo acercarme
entre el monte a poco más de 50m y aunque al perro medio lo veo no consigo ver
más. Mientras llego a una posición para dominar la salida del cochino aparece
en escena otro de los perros de Tomás, un gran podenco que viene a la llamada
de copito. El guarro al verse apretado por este salta del encame y se viene
como un toro hacia mí.
Todo paso en tres segundos: Uno...el guarro se lleva por delante a Copito que sale
volando por encima de las carrascas. Dos...me encaro el rifle buscando el corpachón del cochino
que al verme gira a escasos 10m ladera arriba. Tres...el guarro desaparece seguido por el podenco y no me
da opción a tirarle.
Salgo corriendo tras el cochino pero el monte está alto y
además pronto vuelca hacia la umbría. No entiendo qué me ha pasado...¿porqué no
lo he tirado? lo he tenido metido en le visor un segundo...lo cierto es que
aunque había tomado la precaución de poner en 2,5 aumentos el Khales nada más
que veía pelo!!! Me he quedado como
bloqueado, o quizás no he quitado el seguro...No sé muy bien lo que ha pasado.
Cuando vuelvo al puesto Tomás está allí. Le cuento cómo ha
sido la historia, el vuelo por los aires de Copito...y a la negativa de si Copito había seguido al cochino
latiéndolo cambia el rostro de Tomás a preocupación.
Nos acercamos al encame del cochino en busca del perro, no
está. El cochino sin ser enorme era bastante hermoso (yo le calculo unos 70kg)
y por la forma de actuar seguramente fuese macho.
(El "camión" de la rehala)
En el coche vamos llamando a los perros para recogerlos. Al
rato aparece Copito para alegría de Tomás. Rápidamente comprobamos que viene renqueando
y al cogerlo descubro que tiene una hernia en el abdomen (del tamaño de huevo) con
una raja importante. Tomás está hecho polvo...
- Me cago en la
leche!! esta vez viene muerto el perro...viene muerto...
(El artista, con las "heridas de guerra", regresa al coche)
Cargamos a los demás perros en el clio y salimos zumbando
para la casa. Una llamada a la clínica de urgencias y tras dejarme en la casa
con los demás perros coge a Copito en
brazos y sale zumbando al veterinario. Yo me había quedado bloqueado del rápido e inesperado lance,
y ahora imaginaba la posible pérdida de Copito en su último lance con un
cochino al que yo no había conseguido ni tirar...ciertamente es una sensación
amarga...
(Nacho y Elena con la cochina que cobraron)
Jaime apareció en la casa pasados unos minutos ya al
corriente de la situación y aprovechó para decirme que habían cobrado 4
cochinos en total y también ( por qué no decirlo) que yo había sido el único
que no había conseguido cobrar ninguno!! jejeje
(Resultado del gancho)
Al día siguiente por la mañana (Domingo) Jaime me llama de
nuevo con ese tono de cachondeito constante que se gasta con un servidor...
- Ahora
te mando una fotito con el móvil....estoy tirando desastrosamente...pero llevo
ya 28! te dejo que siguen entrando...
(Beeper con la percha de zorzales que llegó a 41)
Espero que la siguiente cambie la suerte y pueda por fin cobrar algo, sigo pensando que toda la suerte se me está acumulando...tal vez para la siguiente?!
A.U.L.C