Mientras yo andaba subido al árbol Juan se encargaba de aviar la corza y así los dos estábamos entretenidos. Cuando nos quisimos dar cuenta eran ya más de las 3 de la tarde y aún faltaban algunos retoques para dejarlo todo preparado. Por fin a las 4 dimos por terminada la "peoná" y nos sentamos a comer un buen bocata que nos supo a gloria. Volvimos a Madrid con la esperanza y la ilusión de que el puesto pudiese funcionar.
Pasadas dos semanas (el pasado sábado), me dispuse a "probar" el puesto a ver que se cocinaba por allí. El viento estaba de oeste y aunque intuía que no era el mejor, no se me había ocurrido tomar la orientación la vez que lo preparamos, y con tanto pino no es fácil orientarse con precisión, así que aunque sabía que no era el viento ideal me aventuré a probar, ya que el calendario de uno tampoco da para mucho más.
Javi, que acababa de recoger su nuevo arco esa mañana se apuntó a la expedición con la intención de probar suerte con las corzas.
Llegamos y entre preparativos y demás estaba subido en la silla a las 17:40. Según me subí lo primero que comprobé era que habían entrado, ya que el suelo estaba bastante tocado. También que el puesto estaba bastante alto (unos 6m) y que el viento venía medio cruzado, si me venían por la derecha mal asunto. Empezó a anochecer y un movimiento en el claro de enfrente me alertó. Comprobé que se trataba de un mirlo que salió de unas jaras. De repente chillando se lanzó de cabeza a las matas! Una sombra rapidísima casi a ras de suelo rozó las jaras tras el mirlo haciendo ruido al golpear las alas de este con las ramas ¡¡Impresionante!! Debía de ser un azor?? Por la velocidad no lo pude ver bien, pero desde luego era del tamaño de una torcaz y de color grisáceo...(tengo que buscarlo en la guía de aves!)
Vaya lance! En mi vida había tenido la suerte de ver en directo el ataque de una rapaz, ya solo por esto había merecido la pena la excursión!
Al poco escuché el característico ruido de un cochino hozando a mi izquierda. El corazón se me disparó. Ya estaba aquí. Estaba a punto de descubrir quien era el invitado que venía al la fiesta. No se lo que pasó pero aunque le sentía muy muy cerca cesó el ruido.
Creo que llevaba unos minutos sin pestañear, pues el puesto está a escasos 12m y hasta pienso que los latidos del corazón me iban a delatar de los golpetazos que me pegaba en el pecho. Intento serenarme, me recreo y disfruto, pero tampoco me quiero dormir. Enciendo el pin del visor y me preparo para abrir. Cuando por fin abro el arco con el mayor cuidado posible los cochinos dejan de masticar. Aguanto unos segundos y vuelven a comer. Por fin veo el de mayor tamaño que lo tengo en la posición ideal: atravesado ligeramente de culo. Consigo verlo a través del visor y cuando lo quiero pensar el FOC al impactar de lleno en el sitio me saca del ensimismamiento en el que estaba. Los guarros corren para todos lados. Al que he tirado lo escucho tropezarse a pocos metros tronchando ramas y montando una escandalera, lo que me indica que la flecha ha hecho bien su trabajo. Coloco una nueva flecha y espero. Me aparece ahora otro de los cochinos que desorientado no sabe muy bien qué hacer ofreciéndome otra posibilidad de lance que decido no jugar.
Vaya sensación...creo que es indescriptible!!! Ha salido bien!! estoy seguro que yace muerto a unos metros pero me aguanto en la posición estática unos minutos que disfruto con deleite intentando hacer memoria de todo para que nunca se me olvide...
Miro el reloj, ha debido pasar al menos media hora desde el tiro, son las 19:25, y de repente escucho de nuevo otro sonido sospechoso. ¿Será que se ha levantado, será otro cochino? Estoy intentando afinar el oído cuando un bulto negro aparece en el clarito de pasto que tengo delante a unos 30m. Se queda estático, no tengo ninguna duda que se trata de un cochino, aunque si en estas latitudes hubiera osos, lo hubiera dudado. Madre mía que animal!! Seguía quieto, plantado allí en medio como una estatua, y yo igual con el corazón de nuevo a mil, pero igual. Sin hacer ni medio ruido (como si llevase zapatillas de dormir) se me acercaba cansino, como si le costase andar por tener que cargar con semejante corpachón. Otra vez se paró, pero esta vez a unos 16m de frente en la veredita que llegaba hasta mi pino. El tiempo se relentizaba... por fin entró en plaza y se puso a comer. Intenté repetir la jugada, serenarme, dejarle comer, pero de repente algo le escamó y se movió unos metros, se quedó estático unos minutos le podía ver pero no quería ni pestañear con la esperanza de que volviera a comer, pero pasado unos minutos, terminó de masticar lo que le quedaba en la boca y desapareció como un fantasma de nuevo sin hacer ningún ruido. Qué cerca lo he tenido!!!! Habré hecho mal?? Le tendría que haber tirado según entró a comer...inexperiencia mía que se mejorará a base de horas "de culo" en lo alto de la silla. No me preocupa, ahí ha quedado para la próxima!
Javi me recoge pasado un buen rato, le cuento con detalles lo que ha pasado mientras recuperamos la flecha que ha quedado clavada en el suelo llena de sangre (igual eso es de lo que receló el gigante) intentamos buscar sangre para coger el rastro sin éxito. Una vuelta otra, y no aparece ni una gota que nos marque el camino. Así que me oriento por donde escuché el desplome y empezamos a buscar a ojo con las linternas. Por fin, y con la duda de si me iba a tener que madrugar al día siguiente, lo localizamos.
Se trataba de una hembra tremenda con más de 80kg. Qué preciosidad de animal!! Estaba eufórico. Me acordé especialmente de Juan a quien llamé para contarle con pelos y señales!!
Nos hicimos unas cuantas fotos para el recuerdo y nos pusimos a aviarla de la mejor manera que pudimos. El viaje de vuelta, fue todo llamadas y mensajes para hacer partícipe a algunos locos más del arco del momento de felicidad en el que estaba, y es que a veces con trabajo y dedicación las cosas salen bien!!!
A.U.L.C.