Por fin llegó el 10 de Julio y se abrió la veda de nuestro querido corzo.
Después de varias salida al campo viendo muchas corzas, una de ellas me saluda todos los días y me llama por mi nombre, pero no hay galán que se le acerque! Voy andando por la vereda de la cascada que todos los veranos me ha dado muy buenos resultados, en cuanto a corzos se refiere, y donde tengo localizado varios.
Comienzo a andar y a mitad de la vereda localizo un venado bastante bonito aún con correa pero me hace ilusión verlo ya que parece que puede ser un buen candidato para ir tras él esta berrea. Sigo con mi rececho y de repente escucho unos pasitos en el boquete de los corzos (lo llamamos así porque es el sitio donde más corzos se han visto siempre, los únicos dos corzos que tengo yo del Jautor los he matado allí) pero después de estar una media hora solo eran muflonas con las crías y algún que otro machito, por lo que sigo mi camino.
Se me ha hecho bastante tarde, pero me apresuro para asomarme a una zona donde durante la primavera había un corzo que me había ganado la partida cuatro ó cinco veces, ladrándome siempre él a mi primero, pero hoy he decidido entrarle al contrario de cómo lo hago siempre. Antes de asomarme donde lo tengo localizado escucho unas carreritas cortas y poco ruidosas, típico ruido que hacen los corzos y ya se me pone el corazón a cien. La vereda está bastante sucia, pero no puedo salirme de ella porque hay muchísima hojarasca y sería montar una escandalera, así que decido asomarme a gatas para intentar que no me vean. Sigo escuchando esas carreritas pero no localizo nada y se me está echando la noche encima. De repente entre los brezos veo una pareja de corzos correteando, a unos 100 metros (los que conozcáis esa zona o cualquiera de los alcornocales de brezos y quejigos, sabréis que ver algo a esa distancia es casi imposible) y veo que el macho se queda atrás, y sin pensármelo dos veces en cuanto asoma por detrás de un quejigo le pego el tiro y cae en el sitio.
Cuando veo que está cayendo me doy cuenta de que no es el corzo que llevo todo el año buscando, ya que es un corzo bastante pequeño y con las cuernas partidas, así que ante mi desilusión y mosqueo no le hice ni una foto (único animal que no le tengo hecha ninguna foto) y cuando se lo digo a mi padre, éste me intenta consolar diciéndome que esas cosas pasan y que así se aprende.
Cuatro días después volvemos al campo de madrugada, decido ir por la misma vereda a buscar el corzo que me tiene loco. Cuando llego a la cascada me encuentro a la misma corza de siempre, ésta vez estaba encamada y paso por detrás y no se da ni cuenta, o que ya está acostumbrada a verme y ni se asusta de mi! Empiezo a andar por la vereda de la cascada en y en el primer boquetón escucho un ruidito y era otra corza que estaba bebiendo agua, pero me ve y sale corriendo ladrándome, así que decido esperar un poco antes de seguir mi camino. Justo antes de asomarme al boquete de los corzos siempre me gusta asomarme por unas piedras desde donde se ve el arroyo, y con lo seco que está este verano el campo es de los pocos sitios donde hay agua limpia. Antes de asomarme escucho unos pasitos y me pongo ya nervioso, y entonces me pongo a darle vueltas como puedo asomarme, ya que si hay algún bicho abajo es muy fácil que me vea, ya que me asomo por el viso, así que decido dejar el rifle apoyado en una piedra y asomarme arrastrándome. Me asomo y veo una corza, pero sigo escuchando pasos y veo que la corza no se mueve. Así que después de unos cinco minutos veo que por la derecha se le acerca un corzo, y me pongo a mirarlo muy bien ya que no quiero volver a cometer otro error como el ya relatado. Por fin consigo verlo bien y me gusta, es un corzo viejo que viene a menos, así que me doy la vuelta y voy a por el rifle y me dispongo a tirarlo, cuando lo tiro veo que el corzo ha hecho algo raro y corre hacia mí, por lo que me pasa corriendo a unos 10 metros pegándole otro tiro, veo que le vuelvo a enganchar pero sigue corriendo hacia el boquete. Está muy tocado y quiero apresurarme en rematarlo para que no sufra.
Después de la alegría de haber abatido este bonito corzo me voy hacia abajo a buscar la moto para cargarlo, andando por el carril de repente me encuentro José el guarda que había escuchado los tiros y se ha acercado, así que voy a enseñarle el corzo y me dice que lo montemos en el Land Rover que va a ser más cómodo que en la moto y que me lo acerca a la casa.
Me dice que le gusta bastante el corzo, que además es de los que hay que matar por ser un corzo viejo que viene a menos, así que me quedo más contento después de lo del otro día a lo que sigo dándole vueltas!
Después me voy a ver la trampa de cochinos que dejamos montada el día anterior y para mi sorpresa tenemos un cochino cogido, así que no queda otra que aliñarlo! Aunque mi padre insistía en que no me pudiese nervioso (obviamente no se va a ir) salía mi instinto natural y me ponía como un flan, pero conseguí templarlos por un momento.
Una vez cobrado el cochino lo llevamos a la casa. Es una mañana histórica, ya que aunque el cochino haya sido con ayuda de la trampa es la primera vez en mi vida que mato dos bichos a rececho el mismo día, y ya ni que decir en la misma mañana.
A todos los amigos que le cuento que he matado un corzo y un cochino en una mañana en El Jautor no se lo creen! Si cobrar uno sólo es muy difícil y se precisa de muchísima suerte... para matar dos ni te digo!!